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POR: Sergio Vadillo Bueno 30/ 03 / 2016

«La libertad es la esencia de la vida;
el resultado de la vida es la expansión
y el propósito de la vida es la felicidad.»

Jerry Hicks

En el mundo actual, muchas de las fórmulas de éxito de personas y organizaciones, públicas y privadas, parecen estar basadas en el fracaso de los demás; es fácil observar como se establecen, con gran frecuencia, relaciones en las que para que alguien gane, otro u otros tienen que perder.

La convicción de que solo se gana cuando otro pierde o que solo gana lo que aquel pierde, establece formulas que impiden que se den relaciones ganar – ganar, es decir relaciones en las que, al hacerse sinérgicas, todos ganan.

Recordemos que sinergia significa, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:

1. f. Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales.
2. f. Biol. Concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función.

Las relaciones ganar-perder son, a todas luces, contra natura, es decir que van en contra de la naturaleza, en este caso la del ser humano. Pareciera como si la convicción fuese que, para ganar o para ganar más, no existiese más fórmula que esa.

Quizá, con la finalidad de que nos esforzáramos siempre más, desde muy temprana edad, nos hicieron saber que somos los arquitectos de nuestro propio destino. Al correr de los años, como en todos los temas y renglones, normamos nuestro criterio al respecto, ya sea confirmando ciegamente ese viejo dicho popular o bien, considerando, en mayor o menor medida, que son las circunstancias y nuestro entorno (en lo que tenemos poco o ningún control) quienes determinan nuestra suerte en la vida.

Las ideas que nos repetimos o escuchamos, con suficiente frecuencia, acaban convirtiéndose en creencias personales. Ello explica por qué, lo que es verdad absoluta para algunas personas, es una gran mentira para otros. Cada persona tiene una cultura, valores, diferentes; sin embargo, hemos de considerar que, el
hecho de que, otros piensen diferente que yo no quiere decir que estén equivocados.

Por lo anterior, cuando tratamos con terceros de definir el éxito, nos encontraremos con una gran cantidad de conceptos diferentes entre si, a veces complementarios, otras incluso opuestos. Al final, todos, o casi todos, acordaremos que el gran objetivo de la vida es ser feliz, consecuentemente, la felicidad es la principal de las metas a alcanzar y, por tanto, en la medida que lo logremos, tendremos éxito. Las personas relacionamos la felicidad, en diversas
proporciones, con aspectos materiales, espirituales y emocionales.

Es indiscutible que el ser humano tiene por naturaleza la tendencia a ser feliz,
tendencia contraria a la de existir para ser usado o abusado. Por ello su naturaleza le ha dado una clara tendencia a buscar su desarrollo, su crecimiento; tiene además una natural orientación a la colaboración y al logro de resultados individuales y de grupo.

Todos aquellos actos contrarios a la razón de ser de la persona humana y que, por tanto, vayan contra su naturaleza, impiden su motivación, su felicidad, su realización. Es por ello que al establecer relaciones de este tipo la persona reacciona de manera que, quien ejerce autoridad sobre ella, reafirma consecuentemente sus suposiciones básicas en relación a la gente; ideas tales como: es irresponsable, quiere esforzarse lo menos posible, es tonta, requiere mucha vigilancia, no es creativa, solo es capaz de hacer tareas o procesos sencillos bajo supervisión estrecha, etc. Lo anterior conforma un evidente círculo vicioso que no es visto por gran número de padres, jefes, ejecutivos y funcionarios y, por ello, no tienen muchas posibilidades de salir de un sistema que ellos mismos crearon.

En realidad no es importante descubrir que fue primero, si la actitud negativa del hijo, subordinado o cualquier persona, o la actitud de desconfianza de quien así les califica. Como fenómeno sistémico podemos modificar cualquiera de estos 2
elementos y se modificará el otro.

La experiencia de las personas que respetan a los demás, que ven en ellas cualidades más que defectos, que están centrados en las soluciones y no en los problemas, es contraria a la de aquellos que descalifican permanentemente a los demás. Aquellos, rápidamente encuentran formulas que generan sinergias y bienestar personal y colectivo.

A lo largo de la historia de la humanidad unos han gobernado a otros, unos han
tenido mando y poder sobre otros (esclavos, alumnos, empleados, gobernados, hijos, etc.). Cuando en consecuencia de actos de autoridad o sometimiento se limita a las personas, simultáneamente se limita también su genio creativo, su capacidad de relacionarse sinérgicamente, su motivación y, por tanto, se restringen las posibilidades de éxito grupal, trátese de una familia, un pueblo, un gobierno, una empresa o un grupo humano cualesquiera.

Como antes decíamos, un mismo acontecimiento representa algo diferente para cada persona, en razón de sus propias apreciaciones; de manera que la realidad es algo muy personal. Con ello en mente, diremos que la realidad actual, la que nos muestra nuestro entorno, tiene un impacto en personas y organizaciones y es muy importante tener claro que pesa infinitamente más, en nuestro éxito personal, la manera cómo vemos ese entorno y cómo reaccionamos frente a él: si somos negativos en nuestro pensar, cometemos errores que nos limitan enormemente las posibilidades de éxito.

Proponemos un modelo de pensamiento al que hemos llamado factorial, como camino para la humanización y para impulsar el éxito de las personas y organizaciones y, por supuesto, para el logro de sus objetivos. Como todos sabemos, factorial es un termino matemático que, de acuerdo al Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia, significa: “Producto que resulta de multiplicar un número entero positivo dado por todos los enteros inferiores a él hasta el uno. (Símb. !). El factorial de 4 es 4! = 4 × 3 × 2 × 1 = 24” Son diversos los caminos que han seguido las personas y organizaciones triunfadores para distinguirse de las que no lo son. Siguen diversos patrones de comportamiento.

Es importante ser reflexivo y hacer consciencia respecto de cómo, algunas decisiones básicas, cuando son mal tomadas, traen en consecuencia graves efectos que van contra el éxito y, desde luego, contra las personas, llámense familia, personal, clientes, proveedores o público en general.

Recordemos que los comportamientos son determinados en buena medida por las creencias.

Resulta relevante considerar que, en consecuencia de pensar positivamente, tanto personas como organizaciones, generan habilidades que permiten mayores posibilidades de tener éxito en lo que se proponen. Entre otras podemos considerar:

1. Soñar

Tanto en lo personal como en lo laboral no basta, aún cuando es evidentemente importante, planear para lograr los resultados deseados. La planeación se identifica normalmente con una actividad fría, lógica, que permite prever lo que sucederá en el futuro. Soñar va más allá porque da un lugar protagónico a las emociones, en el proceso de planear, permite visualizar lo que deseamos, con la
emoción que complementa el proceso de lograr. A nuestro juicio la fase más importante de la planeación es la de soñar.

2. Servir

Por razones primordialmente culturales, históricas, servir es considerado por muchos una actividad de poca valía, no muy honrosa. A quien tiene por actitud la de servir, se le tiene como alguien sin poder sobre los demás y por lo tanto con poco valor y autoridad.

Mucho de lo que hacemos, en el trabajo y en nuestra vida personal, es normalmente insumo para que otro logre concretar el propio. Cada quien es responsable de algo que sirve a otros para algún efecto. Prácticamente todos tenemos “proveedores” de quienes recibimos insumos, somos sus “clientes” y al mismo tiempo somos “proveedores” de otros que son nuestros “clientes”. Así en nuestras vidas existe una gran red de clientes y proveedores de donde surge uno de los fenómenos más importantes para el éxito: la sinergia, es decir, la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales).

3. Respetar

La filosofía de cada persona, respecto de la gente, de los demás, es factor

determinante para los resultados de sus vidas. Es característico la ausencia de éxito esté asociada a una filosofía predominantemente de desconfianza, en consecuencia, a los demás no se le permite aportar ideas, ser creativos, el trabajo de equipo, la toma de decisiones, etc.; al proveedor interno o externo se le trata como a un mal subordinado.

Creer en los demás significa considerarles aptos, capaces, responsables, listos, dispuestos, etc. Cuando creemos en los demás, nuestro comportamiento y prácticas son muy diferentes respecto de aquellos que no creen. Los resultados que se obtienen en uno y otro caso son también totalmente diferentes. Estas consideraciones determinan nuestro estilo de relación con los demás.

Ya decíamos que las sinergias son claves para el éxito. Si no confiamos y permitimos no lograremos relaciones sinérgicas ni resultados sobresalientes.

4. Consensuar

Una de las cualidades más importantes de una persona exitosa es la práctica de una buena comunicación que, como sabemos, es la madre de los consensos. El proceso de la comunicación se da, desde luego, al transmitir información, mas no es particularmente a esta parte del proceso a la que nos referimos sino a la participación que damos a los involucrados en la formulación de los objetivos, en
la definición de los quehaceres, en la toma de decisiones.

La planeación como proceso de comunicación es fundamental. Hablar de comunicación implica un proceso en 2 sentidos, no solo hay un receptor a quien otro llamado emisor gira instrucciones y pide cuentas sino que hay emisores-receptores interactuando para, sinérgicamente, plantear soluciones y metas que posteriormente se transformarán en resultados.

5. Avanzar

Hemos propuesto la teoría Unifactorial de motivación (Empresas exitosas, personas exitosas. Editorial Trillas) en la que consideramos, entre otras cosas,
que la motivación es responsabilidad de cada quien, de cada empleado, de cada persona y que estar motivado depende de la satisfacción de un factor único que puede ser diferente de persona a persona: avanzar. Algunos tienen deseos, metas, ligadas al dinero; en tanto avanzan al respecto son felices, tienen motivación; otros quieren ascender en su organización y mientras esto ocurre tienen motivación, es decir cada paso que se avanza hacia el deseo o meta produce felicidad. El último paso, cuando se alcanza la meta, también es motivador, más, al haber conseguido lo esperado, deja de serlo y nuevos deseos y metas deberán ser generados.

6. Evolucionar

Según definición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, Evolucionar significa “Mudar de actitud, de conducta o de propósito” a lo que agregaríamos, para los efectos de estos apuntes, que implica también ser mejor; es el camino para lograr el avance de personas y grupos; por ello es indispensable que todos sepamos y aceptemos que la evolución es una responsabilidad personal que, de no tomarla, empequeñece enormemente nuestras posibilidades futuras.

No hay éxito posible cuando no se cuenta con un plan de desarrollo personal.