Seleccionar página
POR: Jorge Alberto Rucci   31 / 08 / 2012
Recientemente conversábamos con un empresario que decidió desvincular a un técnico de su empresa porque en los últimos meses había cambiado notablemente su actitud y estaba generando malestar, conflictos, desafíos hacia su supervisor y había disminuido claramente la calidad-cantidad de su trabajo y su dedicación a las actividades encomendadas.

Reiteradamente se trató de recuperarlo, de que reflexionara respecto de este desfavorable cambio ya que estaba en los planes de desarrollo presentados por su supervisor, que quería aprovechar mejor sus condiciones y prepararlo poco a poco, para mayores responsabilidades. No hubo caso. «Algo pasó» (probablemente en su ámbito personal) que le hizo «saltar la térmica» y lo ubicó, claramente, entre los conflictos a resolver «más temprano que tarde».

El máximo responsable me pidió colaboración para encontrar la mejor forma de informar de la desvinculación al resto del personal, una vez que ésta se concretara. Se trata de una empresa familiar con algo más de 30 empleados, dedicada a una actividad comercial. Este tipo de acciones es aconsejable ponerlas oficialmente en conocimiento de todos como una forma de apagar «radio pasillo» y evitar intranquilidades innecesarias en momentos tan particulares.

Estamos hace un tiempo asesorando a esta empresa en la gestión de Recursos Humanos y esto fue lo que le propuse:

En mi opinión lo más aconsejable es plantear la realidad; las verdaderas razones por las que……………… ha sido desvinculado de la empresa.

Suelo decir en las entrevistas de selección que por lo general el empresario pyme incorpora a la gente por sus aptitudes pero termina despidiéndola por sus actitudes. O lo que es lo mismo, lo incorporan por lo que saben pero lo despiden por lo que son.

Este es un nuevo ejemplo que lo confirma.

Pensamos a los trabajadores de manera integral. Y esto significa un claro equilibrio entre ambas cosas: conocer del trabajo y estar dispuestos a aprender y querer formar parte activa y comprometida del desarrollo que propone la empresa para bien de todos.

En el tiempo que el técnico estuvo en la empres fue valorado, en primer lugar por su supervisor, por sus condiciones técnicas y buena disposición. Poco a poco se lo comenzó a preparar para asumir nuevas y mayores responsabilidades y entonces, algunas actitudes que también fueron y deben ser tenidas en cuenta, lo comenzaron a complicar y se fue auto-marginando solo.

En definitiva aparece la empresa como desvinculando por su decisión unilateral al empleado, cuando en realidad fue el mismo empleado quien antes, con sus actitudes rebeldes y conflictos constantes, se fue desvinculando progresivamente.

Quise compartir esta experiencia por su vigencia y reiteración en muchas pymes argentinas.